sábado, 3 de diciembre de 2016

(1)

Querido Diario: 

Hoy fui a ver ropa a distintas tiendas, me probé todo y desordené todo, pero hubo una tienda a la que volví después de un rato porqué había algo que me gustó, entonces luego de volver a desordenar todo y desparramar las poleras que con tanto esmero doblan los trabajadores, pagué en una caja que era atendida por señora extremadamente amable. 
Cuando me disponía a salir del lugar con mi boleta en mano, ya muy cerca de la puerta, se acerca un joven que ordena la ropa, yo pensé que seguramente era para retarme, intenté escurrirme y hacerme el loco pero igual me pilló. 
—Joven, la cajera de allá lo llama—me sonrío amablemente.
—¿A mí?—dije apuntándome con el indice en el pecho como idiota y abriendo los ojos terrible de sorprendido... y también aliviado porque no me retó por desordenarle todo.
—Sí, la verdad es que no sé para qué lo necesita—entonces me acerqué con cautela. 

Miré el celular pensando que me iba a ir preso porqué ya había cachado que la mina me había estado echando el ojo, sé que no tengo pinta de ladrón pero igual me urgí, así que me acerqué lentito arrastrando las patas, miré la hora en el celu, alcé la vista y la mujer dejo todo de lado, y me miró con cuidado, analizando cada una de las moléculas de mi rostro, ella siempre con una cara de impacto y shock, o sea con la boca abierta. Le importó un pepino dejar de atender la tremenda fila de gente que estaba ahí y dijo:
—¡Nooooooo! ¿Te puedo tomar una foto?—abriendo los ojos como huevo frito, estaban que se le salían de las cuencas.
—¿A mí?—volví a decir, repitiendo los ademanes de forma más asopada que la vez anterior.
—¡Es que eres igual a mi hermano! ¡Por favor déjame sacarte una foto!
—Ehhhhh, ya sí—dije sin pensar, poniendo la mejor cara pa' la foto mientras sentía que me ponía rojo y me reía como Tribilín. 
Entonces miré alrededor y vi que la gente de la fila estaba pendiente de nuestra conversación algunos con cara de enojo brigida y otros riendo.
—En mi casa no me iban a creer sin una foto, muchas gracias, ahora sabes que tienes un doble.
—Bueno a mi siempre me confunden con alguien en la calle, me saluda gente que no conozco...¿Cómo se llama tu hermano?
—Se llama Juan Pablo...muchas gracias—dijo con la voz más temblorosa que el Pollo Fuentes y volvió a la caja a atender a la gente que nos miraba fijamente. 
Me di media vuelta y salí raudo... y pensé; ¿Juan Pablo es real?, ¿con él me han confundido toda la vida en la calle?, ¿la mina sólo quería una foto mía?, ¿era una broma?, ¿hay otro tipo tan feo como yo?, ¿mis ojitos de gacela no son únicos?, ¿debo volver por más información?, ¿tuve un gemelo?, ¿mi papá tiene otro hijo?  😦😮

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