domingo, 18 de diciembre de 2016

(13)

Diario,

No me ha pasado nada emocionante estos días pero tengo que contarte algo que me pasó hace tiempo, cuando tenía como 10 u 11 años o 12, ya ni me acuerdo con exactitud. 

Yo creo que la mayoría conoce el MallZofri (para los que no, les cuento: es un centro comercial eterno lleno de tiendas chiquitas, como una feria pero con techo), a mi nunca me ha gustado, encuentro que es el peor lugar del mundo para un niño. Mis papás me llevaban desde pequeño a puro sufrir porque tenía que caminar mucho ( y todavía me obligan a ir, el problema actual es que el suplicio además de ser físico es emocional al no tener plata para comprar todo lo que hay). 
Recuerdo que estábamos jornadas completas dando vueltas mientras ellos despilfarraban el dinero comprando cosas inútiles y nada para mi, o sea útiles para ellos pero no para mi. 

¿Puedes imaginar estar en un Mall todo el maldito día por tres días consecutivos? Traducido a percepción de tiempo de un niño eso equivale como 10 siglos de tortura. 

Un vez dentro de ese famoso Mall me topé con la Raquel Argandoña, la Kel y el Hernancito (el que es bueno pa' los choques). Fue realmente traumático verlos, en ese entonces la Kel no era famosa (tenemos la misma edad), era una niña regordete y mofletuda. Recuerdo perfectamente haber visto a la Raquel "Quintrala" Argandoña, con su hijo colgado como el guaren de Charly Badulaque en el pecho, mientras le "coqueteaba" a un gallo que según yo ni la debe haber pescado porque ella iba sin maquillaje, y se notaba que su cara era más arrugada que un huesillo, su piel roja como el interior de una sandia y además llena de lunares que parecía galleta choco chip. «¿Si estaba así hace más de 10 años, cómo estará ahora esa mujer?» 

Esa misma tarde un millón de vuelta al centro comercial después, bajando por una escalera mecánica, la pata derecha de mi jeans totalmente nuevo comenzó a quedar pillada en los dientes del final de la escalera, las vi negra, pero menos mal se detuvo el movimiento de la escalera sino hubiese quedado en calzoncillos o sin pierna derecha. 

La gente se comenzó a reunir rápidamente mientras que por alto parlante llamaron a un guardia por una emergencia, este llegó pronto y se acercó con desesperación y con cara de no saber qué hacer. Yo sólo estaba ahí parado. 

—Te voy a sacar ahora...tranquilo hijo, no te preocupes —dijo el guardia compungido y limpiándose el sudor de la frente con la corbata de su traje azul como el del Jefe Gorgory. 
—Bueno —dije con timidez porque todos me estaban mirando. 

Mi mamá y mi papá se dedicaban sólo a mirar impactados (quizá dijeron algo pero yo estaba tan ensimismado queriendo que me tragara la tierra o que por último volviera a aparecer la Raquel Argandoña y su prole para desviar la atención).
—Voy a echar a andar la escalera a la cuenta de tres, vas a tirar tu pantalón, y saldrás, ayúdame a contar... —aseguró con convicción el guardia. 
—Ay que nervio...1...2...3... —echó a andar la escalera con unas llaves mágicas pero esta no se movió ni un centímetro. 

Entonces no se lo ocurrió nada mejor que comenzar a tironearme hasta rajarme el pantalón, vergüenza intergaláctica tener que caminar todo el resto del mall con el pantalón roto y lleno de hilachas como el de Hulk, mientras la gente sapa me preguntaba si estaba bien y otros le sugerían a mis papás una demanda contra el MallZofri. 

Ese día fui más protagonista que la Raca y su familia. 


Tuyo
Felipe

No hay comentarios:

Publicar un comentario