jueves, 8 de diciembre de 2016

(6)

Diario querido, 


Me acordé de aquella vez cuando iba viajando en un bus 
(que pobre) atravesando el desierto a la hora de máximo calor, en medio de la nada se subió un hombre de entre 35 a 45 años, a mi lado quedaba el único asiento disponible, entonces sentó, dejó su mochila en el pasillo y se puso el cinturón, yo estaba en el asiento que da a la ventana mirando la tierra seca característica del norte. 

—Hola —me dijo todo agitado.
—Hola —respondí amablemente entonces sacó un plátano de su mochila y agregó. 
—¿Te gusta el plátano?, ¿quieres plátano?—lo miré extrañado, negué con la cabeza y le sonreí. 
—Hola, ¿Quieres plátano? —dijo entusiasmado. 
—No, gracias. 
—Pero si es rico el plátano. 
—Sí, pero no quiero. 
—¿Pero te gusta el plátano? 
—Sí, pero me hace mal, soy alérgico, no quiero gracias. 



Entonces se traga el plátano de una y se puso a reír, casi se me salen los ojos de guarén envenenado de la impresión y me asusté. Comencé a apegarme cada vez más a la ventana aterrado y entonces saca otro plátano de su mochila. 


—Oye, ¿estás seguro que no quieres plátano? —dijo mientras ponía cara de caliente y me hacía 1313. 

—¡QUE NO QUIERO NADA! —me exalté amablemente mientras me arrimaba como barata a la ventana, buscando el martillo que tienen algunos buses para romper el vidrio en caso de emergencia, pero fallé, la caja estaba muy lejos. 

— Bueno —me sonríe, me hace un 1313 y se engulle el otro plátano, quedé en shock anafilactico. 


Me desesperé y me puse a mirar el celular, haciendo cómo que chateaba, entonces el tipo se quedó en silencio y al rato se durmió. Estaba preocupado por mi seguridad, me pasé los terribles rollos y preparé un plan de escape muy sano. Oculté en la manga de mi polerón una lapicera Bic que encontré en mi mochila, que iría directamente a su traquea si me hacía algo. Entonces llegamos a la ciudad y se despertó antes de llegar al terminal de buses, volvió a buscar algo en su mochila, mientras yo atento como un gato lo miraba de reojo. 

—Hola, ¿Tienes hambre? 
—¡No!, ¡No quiero ningún plátano! —entonces empuñé la lapicera listo para la traqueotomia. 
— ¿No? —1313. 
— ¡Me quiero bajar ahora! ¡Deja de molestarme! ¡ NO QUIERO PLATANOOOOO! —la gente se dio vuelta a mirar asombrada y con cara de sapa, el tipo haciéndose el chistoso agregó. 
—¿Por qué? ...¿estás seguro de que no quieres... una manzana? —y levantó las manos mostrando la manzana al público. 


Llegamos al terminal, se bajaron todos del bus y fin.

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