martes, 10 de abril de 2018

(48)

D




Ya pu, entonces después de tanto gritar, tener ya la guata perforá de tanta comida chatarra y habernos contagiado la influenza mortal fuimos al Magic Kingdom (Reino Mágico pa’ los poco vios) y ahí estábamos con los mocos colgando, dolor en todo el cuerpito, ojeras y por sobre todo dolor de guatita. 

Mis expectativas eran sencillas; subirme a todos los juegos posibles pese a estar al borde la autopsia, y tomarme la foto de ensueño típica delante del castillo con las orejitas de Miqui Maus. 

Intentamos recorrer todo el parque rapidito entrando a los juegos que nos llamarán más la atención.  Encontramos el “Ride Aventure Bajo el Mar de La Sirenita”, y entramos aunque había una tremenda fila (80 minutos según un cartel electrónico muy moderno y 160 según la app del mapa del lugar). Ahí para no aburrirse mientras pierdes la vida y gastas energía valiosa había unos cangrejitos mágicos dentro de unos cofres que aparecían jugando con pequeños tesoros como cucharas y perlas entre los restos de un naufragio dentro de una cueva. 

Me quedé pegado mirando, así muy muy pegado y no me di cuenta que la fila había avanzado. De repente escucho a lo lejos a la Estrogenada llamándome, la busqué con la mirada desorbitada y estaba como a 50 metros adelante, detrás de mí estaban todos esperando sin adelantarse ni reclamar con mucha paciencia  y educación que yo terminara de reírme y tomarle fotos al cangrejito. Le reclamé la Estrogenada a lo lejos gritando como en la feria mientras sentía que mi morena carita se ponía roja. Por mi culpa la fila llegaba hasta la luna, pese a todo, bacán que la gente no se enojara. Si me hubiera pasado esto mismo en alguna fila en mi país (de la forma de culebra según los gringos) me hubieran insultado, aplastado y hasta meado. 

Pasada la vergüenza nos subimos al juego de La Sirenita y la cuestión se quedó en pana varias veces durante el recorrido. Igual bacán porque aprovechamos de sacar fotos a la Ariel, Ursula y principalmente a la fiesta “Bajo el Mar” que canta el cangrejo Sebastián, es canción más movida y choriflai de las películas de las princesas (según mi humilde opinión). 

Luego nos metimos a una cuestión mega antigua llamado “I'ts a Small Wolrd”... ¡es realmente aterrador! No entiendo cómo a alguien se le ocurre poner un montón de muñecos de niños bailando al ritmo de la misma canción a cada rato, es como una pesadilla...realmente traumático. Después entramos a un recorrido de Winnie the Pooh... que era un carrito muy suavecito que contaba una historia dentro del mundo del oso amarillo, pensado y diseñado para niños pequeños, pero de todos modos me las grité todas como si fuera la montaña rusa más aterradora del infinito 😂

Llenos de magia y diversión, vagando sin decidir a que meternos, vimos una fila en el castillo de ✨Cenicienta✨. Una señora anciana (viejita onda 80 años) trabajadora del tío Walt nos dijo que era para conocer y tomarse una foto con las Princesas. Había dos filas, una a la izquierda y otra a la derecha, decidimos ir a la derecha porque estaba más vacía.

Entramos a un lugar con decoración de palacio, cortinaje señorial, candelabros, escudos heráldicos, espadas y cuadros enormes de Blanca Nieves, Tiana, Mulan y Rapunzel. 

—¿Para qué era esta fila?
—No te dijo la señora que era la fila de la foto con las princesas—dijo burlescamente la Estrogenada. 
—Ay verdá que soy tonto. 
—¿Y para qué princesa será?
—Ay no sé, lo único que espero es que sea para la dueña de casa. 

Delante de nosotros en la fila había a un godito  que andaba en cuatro... en cuatro ruedas sobre una espacie de motoneta pequeña, su cuerpo era tan ancho que cuando avanzaba el pequeño vehículo crujía (era como los gorditos que salen en WALL-E) su familia también era grandota y ancha. A diferencia de él que andaba motorizado todo Rápido y Furioso; su esposa, suegra, y su hija (pequeña y redondita de unos siete años) eran bípedas. 

Al final del pasillo, delante de toda la gente que esperaba en la fila, había algo o alguien al que todos se emocionaban al ver y tomaban fotos, pero como la familia de "Don Walo Delgado" era tan grande no nos dejaba ver que había. Ya pasados unos 10 minutos según mi reloj biológico no me quedó más que entretenerme impactandome al ver la decoración del lugar y aumentar la ansiedad y la curiosidá de saber que era lo tan chori que todos se emocionaban al mirar. 

—¿Qué es lo que habrá allá? 
—No alcanzó a mirar soy muy shiko, más encima Don Walo  está que me atropella los pies. 
—¿Por qué?
—Porque no sabe manejar el mono patín de payaso que tiene. 
—Bueno pero...¿Estará ahí la princesa? 
—No, la fila se divide en dos cámaras secretas con unas cortinas mágicas que se abren y cierran automáticamente cuando entra alguien se acerca—suspiré agitado—Pero antes de entrar hay algo más en el centro. 
—Ohhh...— agregó con cierto asombro exagerado. 
—El caballero con su carrito y su familia no me dejan mirar. 
—Acá toda la gente es así, muy grande y gordita.
—Sí, somos invisibles al lado de ellos—la fila avanzó un poco y comencé a escuchar atentamente la música ambiental que era muy genérica. 
—Son así de grandotes porque la bebida chica acá es como de un litro. 
—Y puro venden café y chatarras. 
—Y porque es más barato comer eso. 
—Y ya estoy chato del olor a café. 
—Y ya estoy cansadita de esperar. 
—Y tengo tantas ganas de comer cazuela. 
—Y yo también— nos quedamos en silencios y comenzamos a mirar con cierta envidia a los ñiñitos disfrazados que estaban a nuestro alrededor. 

Repentinamente comenzamos a avanzar muy rápido,  y la música cambió bruscamente de pronto una fanfarria que reconocí inmediatamente. 

—¡¡¡Escucha, escucha!!!
—¿Qué? 
—¿¿¿Reconoces esa música???— dije en extasiado con los ojos desorbitados. 
—Ehmmm... no.
—¿¿¿CÓMO NO???
—Ehmmm... creo que sí. 
—¡Es la música de fondo cuando le presentan las doncellas del  reino al Principe en la película! 
—¿En cual película? 
—En La Cenicienta de dibujos animados po'—la música llegó a un momento de máxima tensión—En esta parte es cuando el Principe mira por primera vez a  Cenicienta. 
—Oh sí, tienes razón. 

La marcha solemne prosiguió su dulce sonido y ese instante la fila avanzó a través de la alfombra roja, y pudimos ver lo que había al final del pasillo...Era la Zapatilla de Cristal en una vitrina, la admiré exaltado fugazmente y sólo alcancé a tomar una foto que me salió toda chueca ya que fuimos dirigidos rápidamente hacia la sala de las Princesas mientras de fondo se escuchaba los acordes lejanos del vals “So this is love”. 

Nos tocó entrar al salón mágico con la familia “Delgado” y ahí dentro  estaba iluminada y en silencio Cenicienta. Don Walo envió a la niña a hablar y tomarse la foto con la princesa y la pequeña quedó en shock, onda quedó paralizada. Ahí la niña tiesa como momia sólo movía la cabeza para responder las preguntas de la princesa. 

—Mira la niña está en shock...se emocionó. 
—Sí, está mal. 
—Se puso muy nerviosa...sheketetaaa. 
—Creo que yo también me estoy poniendo nerviosa. 
—Ahora yo también. 

Un asistente nos indicó que era nuestro turno de acercarnos a la princesa y mi corazón comenzó a agitarse, mis piernas y manos temblaban sin control y me puse a sudar de nervios, mi vista se fue negro... me estaba yendo pal patio de los callados. Nos acercamos sigilosamente con timidez y vergüenza. 

Hello, ¿how are you?—dijo a la Estrogenada en un tono suave y moviendo las manos con mucha delicadeza. 
—Ehh... fine—entre risas nerviosas.
He’s your Prince Charming?—haciendo una delicada y encantadora reverencia hacia mí. 
—No, he’s my brother. 
Oh, I'm sure you'll find your Prince Charming soon, you are a like a little princess
—Jijiji. 

En ese momento la Estrogenada y yo nos pusimos muy lerdos y perplejos. Yo estaba concentrado en admirar los ojos intensamente azules de Cenicienta. Y veía como en un sueño como la Estrogenada intentaba comunicarse sin lograr éxito por los nervios. 

Luego la princesa se dirigió a mí, me sentí avergonzado y desamparado como perro mojado. Me dijo algo de buscar la Zapatilla de Cristal que apenas entendí y de pronto agregó textual “You are a little Prince”... con eso morí. Quedé boquiabierto sin saber que decir y sin saber qué hacer. No encontraba las palabras para responder algo coherente, y tampoco le pude decir que uso su misma talla de Zapatillas de Cristal porque soy Feliciento. Luego nos tomó del gancho y posamos para la foto, intente poner mi mejor carita. Nos despedimos, y según yo nos dio su bendición mágica,  me otorgó el titulo de Principe y dijo que me fuera a vivir al Reino Mágico junto a ella, los Siete Enanitos y Bambi. 

En el mismo salón había otra princesa muy latina y feliz a la cual nos acercamos a conocer obnubilados. 

—¿Y esta princesa roja quien es? 
—Se llama Elena. 
—¿Y es comunista?
—Jajaja ¿Por qué?
—Porque su vestido es rojo. 
—Nooo na’ que ver. 

La princesa nos hizo una seña para que nos acercáramos para la foto. Pero a mí no me interesaba ella, aún a lo lejos miraba a Cenicienta. Luego de la foto y hablar brevemente con la princesa roja,  tomé de la mano a la Estrogenada, y salimos del salón directamente al aire libre. 

—¿Sentiste lo mismo que yo?—preguntó aún temblando y con las manos helás. 
—¡No lo puedo creer, no lo puedo creer!
—Me siento extraña.
—Me tiemblan muy fuerte las piernas.
—A mi también. 
—Siento ganas de llorar—suspiré profundo—Estamos grandotes y sabemos que es una persona disfrazada. 
—Es que es mágico. 
—Sí porque estamos a miles de kilómetros de casa y pasamos por un montón de cosas para llegar a estar acá. 
—Sí, porque (8) soñar es desear la dicha, pensando que pueda llegar...no importa cuan difícil sea en tanto tú lo creas será realidad tu sooooñaaaar (8). 


....And they lived happily ever after(mentira) 





Feliciento. 





* Esta es la música del momento mágico https://www.youtube.com/watch?v=u5asfVCJ8Lk&pbjreload=10
** Perdón por el exceso de esterillitas. 


lunes, 26 de marzo de 2018

(47)

✨D


—Fepilito mira el árbol—dramáticamente gritó la Estrogenada. 
—Ohhhh...acá las palomas son ardillas. 
—No,no...
—Pero mira si son ardillitas, un millón de veces más cuicas que los ratones alados que tenemos nosotros.
—No son ardillas. 
—¿Cómo que no?
—No. 
—¿No?
—No, no se llama. 
—¿Qué son entonces? 
—O sea sí son,  pero lo estás diciendo mal...
—¿Cómo entonces? 
—Se dice en inglés...ardillited. 

Rodé por el pasto y me hice bolita, de la risa y no podía parar. Las ardillited fue lo primero que vimos al salir caminando en busca de comida al frío en invierno post navideño en dirección a un Burger King cercano... finalmente terminamos yendo a un Mc Donald porque el otro reino de grasa estaba cerrado. 

Dentro del Mc Donald, miramos el menú y no entendimos nada. Yo estaba buscando la Cajita Felí y nunca la hallé. Afortunadamente luego de sufrir un rato nos dimos cuenta que había unos tablets gigantes que tenían los menús escritos varios idiomas para poder ordenar lo que quisieras (a prueba de tontos), luego sólo te acercabas a la caja a pagar, te servían las cosas en la mesa y todo... ay, ellos en el año 5008 y nosotros todavía en 1910. 

Luego de elegir lo que queríamos comer fuimos a pagar y el niño que atendía hablaba en un Inglés inentendible,
miré con cara de duda y desesperación a la Estrogenada, que tampoco entendió un pepino. El niño no volvió a repetir lentamente y menos entendimos. Le pasé el dinero, y él me pasó una parte vuelto en monedas y le hice un gesto con las manos para que se quedara con el resto que aún no me daba «Para que se pague los estudios de español, pensé entre mí». 

Ya estaba cayendo la noche estuvimos mil horas ahí, hicimos caso omiso al letrero de "No Loitering". Al salir del reino de grasa del payaso embolico las calles estaban vacías, éramos los únicos seres humanos caminando por el sector de vuelta al hotel. Dimos un paseo rápido por los alrededores hasta que quisimos cruzar una calle para ir a una tienda de regalos. Esperamos como mil años a que cambiara la luz del semáforo de la avenida Apopka. Y ahí estábamos parados mirado para todos lados mientras los autos pasaban muy rápido. 

—Fepilito ahí dice que para cruzar la calle hay que apretar el botón.
—Que va a funcionar eso, debe ser un vil engaño como los que hay en Chile y en todo el mundo. 
—Lo voy a apretar— pulsó el botón y el semáforo cambió y cruzamos riéndonos de nuestra estupidez. 
—Esto sí funciona acá.
—No era una estafa. 
—Son secos estos gringos. 
—Sí.
—Si hubieran estas cosas en Chile los autos no podrían avanzar nunca porque la gente siempre aprieta esos botoncitos muchas veces allá y con mucha rabia. 
—Sí. 
—¿Te diste cuenta los pueblerinos que somos porque nos estamos maravillando de algo súper estúpido.
—Sí. 

Y así pasaron los días, maravillándonos por todos los estímulos visuales en longitudes de onda del espectro visible que nuestros conos y bastones captaban para transmitir a través de impulsos eléctricos a través de neuronas hasta  nuestros cerebros para la producción y secreción de hormonas y otras moléculas causantes de la sensación química de felicidad. 

Días después, luego de ir a los parques temáticos, y haber andado en nave espacial, ver dragones escupe fuego, volado en las escobas de Jarry Potter, montado dinosaurios, haber visto bailar fantasmas, recorrer el todo mundo sin moverse de la silla, ir a Pandora ahí con los Pitufos de Avatar, volar en una bicicleta sobre la ciudad con E.T, pasar por un torbellino de agua épico, haber ido abajo del mar con La Sirenita...Ah por sobre todo haber gritado como enfermo en cada una de las atracciones (aunque fueran suavecitas) y haberle dado vergüenza ajena a la pobre Estrogenada me mande el mayor ridículo Internacional de mi carrera humorística.  

En uno  de los parques había una montaña rusa de la momia llamado “Revenge of The Mummy Ride”... y ahí haciendo la fila ya me estaba arrepintiendo de haber entrado. Mientras hacíamos la fila dentro de la atracción que tenía un Anubis gigantesco había una pareja de tórtolos delante que se estaba sacando unas selfis y para pasar el tiempo me dedique a  hacer caras chistosas atrás arruinándoles la foto, cuando las revisaban se daban vuelta a mirarme riendo, yo me hacía el loco, haciéndome el yo no fui. 

Luego de mil minutos de espera llegó la hora de la muerte, supuse que era no tan brigido pese a los carteles de advertencia de “Heart Attack” porque la gente salía aplaudiendo.  Me subí nervioso con las manos sudorosas, nos acomodamos rápido en el carro, la cuestión comenzó, al pricipio salían una momias sorpresas de unos sarcófagos y fuego del techo, una cosa muy surrealista. Hasta ahí todavía pensaba que era suave y que lo podía soportar, pero no... comenzaron las vueltas violentas sintiendo toda la fuerza centrifuga en el cuerpito, luego más fuego cerca de la cara con calor que era tan fuerte que daba la sensación de que te estabas chamuscando. Me venía un sentimiento tan profundo de querer creer en Diosito para que me diera la vida eterna en caso de que no saliera vivo de ahí, porque sentí que me estaba muriendo con una sensación de que nadie me podía ayudar a salir, más unas ganas nerviosas hacer pipí. 

Después de tanto suplicio, muchos azotes y golpes en la cabeza, pensé que todo iba a terminar pero vino lo pior, de lo pior...una caída en casi 90 grados donde sacaban la típica foto de las montañas rusas... de la pura desesperación grité guturalmente con todo mi diafragma ya en la desesperación extrema: “¡¡¡MAMÁ BAJAMEEEEEEEEEE!!! Y pese a que estábamos cayendo violentamente al infinito TODOS los que iban con nosotros en el carro se re cagaron de la risa. La tortura terminó y salimos tiritando con los riñones reventados, vimos la foto que nos tomaron mientras moríamos, la Estrogenada sale con todo el pelo en el hocico con cara de Equis De y yo con cara de toda arrugá como huesillo de tanta fuerza que le puse al cerrar los ojos mientras caía en la Venganza de la Momia. 

Ajá, pero este cuento aún no ha acabado...


miércoles, 21 de marzo de 2018

(46)

✨D✨


Entonces, como te contaba.... Nos subimos al avión que era muy enclenque, me tocó en la ventana del ala derecha, a la Estrogenada en un pasillo muy muy lejos de mí... en la bodega. Me llamó mucho la atención que la tripulación usara un estilo de ropa muy añejo, así como de los años 80' incluyendo el peinado.  Los asientos y el diseño del tapizado también era añejo...El olor ambiental era una mezcla extraña a OLD SPICE, Pino Oregón y colonia Ammen que evocaban añejura.  

A mi lado un caballero de unos 60 años, con una cazadora cafe muy lolein, peinado a lo lengüetazo de vaca. En el pasillo su señora, supongo que era su esposa porque no tenia pinta de ser su amante,  estratégicamente ubicada para controlar a su prole que ocupaban casi todos los asientos adyacentes, el grupo familiar estaba en todos lados... por delante, detrás, incluso arriba y abajo. Se les notaba mucho que también eran tchilenos, con sus teces humildes curtidas por el sol y sobre todo por sus formas tan folclóricas de hablar. La señora no paraba de darle consejos sarcásticos a su hijo cuma para que controlara a la bestia de nieto pidullento que no dejaba de gritar: “¡¡¡VAMO' A CONOCER A MIQUI MAUS!!!”. 

El caballero de la cazadora estaba cómodamente sentado de lo más Hakuna Matata (... sin preocuparse), supuse que era mudo porque no le decía nada su esposa, ni a su hijo y menos a su nieto, en todo el rato no dijo ni pío. Durante todo ese momento estuve impávido, con muchas ganas de decir "Callense todos los hijos de su madre que si no voy a explotar la bomba que tengo acá", porque los gritos del adorable nietecito me tenían hasta el loly pero me aguanté, conté hasta un millón esperando el despegue.  

Por fin después de un rato el cabro chico calló el hocico y nos preparamos para despegar... No sé yo, pero entré en pánico al leer American Airlines en el folleto informativo ese que dice qué hacer en caso de emergencia. Recordé todos esos documentales del 9/11 y me pasé mil rollos, hasta me dio un Flash-Forward onda Destino Final en el que vi claramente como chocábamos contra un edificio y moriamos todos.  Ya a punto del despegar me puse muy tenso y cerré fuerte mis ojos árabes mientras los intestinos me crujían de hambre. 

El avión estaba comenzando a dejar de tocar el suelo y repentinamente... "¡¡¡OH MY GODNESS!!!" gritaron los pasajeros gringos, se escuchó un fuerte estruendo proveniente del tren de aterrizaje y todo comenzó a moverse como en un terremoto magnitud otcho. 

—¡¡AY DIOSITO SHUSHESUMARE ME VOY A MORIME!!—exclamó elegantemente el caballero que pensé le habían comido la lengua los ratones. 
—¡AY, JORGE CALLATEEEE!—dijo llena de furia su mujer-esposa. 
—Pero si me asuste po'. 
—Si no pasó na', ya pasó todo. 
—Te dije que no quería venir. 
—Ya empanzaste, ya. 
—Pero que queris que haga si casi morimos. 
—Ya callate mejor, no ví que asustay a los niños. 

Para mis adentros me reí discretamente, mientras el capitán informaba que íbamos a ir a un hangar para arreglar el pequeño desperfecto del avión y que nos teníamos que quedar sentados ahí sin movernos, amarrados, y sin intentar bajarse. La gente entró en pánico colectivo y se desesperaron en masa y la gran mayoría quería bajar, pero las azafatas ochenteras controlaron a la gente y la calma volvió rápidamente. 

Estuvimos más de una hora en el hangar de reparación hasta que por fin despegamos, desde las altura la vista de Miami era preciosa, saqué mi celular y comencé a tomar fotos a los perfectos cuadrados con lagos llenos de cocodrilos que conforman la ciudad mientras pensaba melancólicamente en lo lejos que estaba de ese desierto estéril y lleno de bolsas de basura voladoras en el que tengo la dicha de vivir.  «Ahí debe estar la mansión  de la Dr. Polo, La Cuatro Dientes, Don Francisco... ¡Cristián de la Fuente!... ay no, en inglés... ¡¡¡CHRISTIAN OF THE FONT!!!!» pensé inspirado, de repente el caballero Jorge el llorón, sin pedir permiso se encaramó encima de mi escultural cuerpo para sacar fotos hacia afuera a través de las ventanillas. Me piqué y cerré la ventanilla sin rechistar... lo miré con cara de enojo, pero de bromista... Luego le sonreí, abrí nuevamente la ventanilla, me hice el invisible y dejé que estirara todo su brazo por encima de mi hocico para que tomara las fotos  que quisiera, seguramente era el viaje de su vida, como iba a ser tan vaca y no iba a dejar que tuviera un precioso recuerdo de sus vacaciones. Bueno y después de tanto leseo el viaje de Miami hasta Orlando Furioso sólo fue de 15 minutos.

Al llegar pensé ingenuamente que iba a hacer calor porque el sol brillaba alegremente, pero había un huracán pasando por un estado cercano tenía las temperaturas más bajas que en mi pueblo natal. Aunque no llevábamos la ropa indicada nada importaba, con o sin frío nos íbamos a divertir de todos modos. Al salir del avión tenían que estar esperandonos con un letrero para llevarnos al hotel, pero no había nadie, así que la Estrogenada llamó para que nos fueran a buscar. Fue por nosotros un caballero que era igual al Profesor Rossa pero muy pesado... nos subimos a un vehículo que era como una limusina, nos sentimos tan tan tan bacanes en ese momento, tan así como Paris Hilton y Lindsay Lohan XD. 

Luego ya instalados en el hotel planificamos que haríamos esos días, estudiamos como estrategas preparándonos para una guerra (sí estudiamos, aunque no lo creas estudiamos algo por primera vez juntos porque ni a sumar pude enseñarle cuando chicos a la Estrogenada) horarios, y mapas de los parques, esperando poder pasar días maravillosos... días que esperábamos que cambiaran nuestras miserables existencias...

martes, 20 de marzo de 2018

(45)


✨D✨


✨Sucedió una vez que en tierras muy lejanas, había un pequeño reino; prospero, tranquilo, rico en romance y tradición. Y allí en un humilde aeropuerto un par de hermosos, bellos y  por sobre todo encantadores hermanos estaban en busca de la diversión de ensueño que siempre desearon vivir.✨

—Hace frío aquí en Mayami Fish, pero no tiene que ser frío... ¡TIENE QUE SER CALUROSO A TODAS HORAS!—fue lo primero que dije al pasar por la manga no gástrica al bajarnos del avión. 
—Ay, pero si es invierno y son las 4 a.m.—tomándome de la mano agregó la Estrogenada. 
—¿No es acaso el estado de la eterna primavera?
—Sí, pero oe deja de gimotear es invierno. 
—Bueno, sí...tienes razón. 
—Viste, ya para de quejarte. 
—Ya, pero ahora estoy perdido... para dónde habrá que ir ahora, es mejor que no perdamos de vista a la gente que venía con nosotros en el avión.
—Sí, eso estoy haciendo—respondió la Estogenada mientras apuraba el paso y mirábamos que cada ciertos metros habían cintas transportadoras en el suelo estilo Supersónico para desplazarse sin tener que caminar. 
—¡Mira, mira!—grité, apuntando burlescamente a un grupo familiar muy feliz que estaban relatando mientras grababan como si estuvieran en el estadio viendo al Arbo Canpion—Se nota que son chilenos, son entero huasos, están grabando el aeropuerto mientras caminan, como si fuera la gran maravilla... ridículos. 
—Jajajaja, sí. 
—Y qué estay esperando tú, saca la GoPobre y toma fotos como ellos—obedientemente sacó la cámara, y caímos en el huaserio típico chileno.Tomó un par de fotos y grabó  discretamente mientras veíamos que el resto de gente iba casi corriendo y uno que otro entraba al baño. 
—¿Puedo ir al bañito?—preguntó urgida. 
—Ñop. 
—¿Pero por qué no?— D: 
—No ves que van todos corriendo, más adelante debe haber algo muy difícil, después vas al baño.
—Pero... 
—¿Te puedes aguantar?
—Sí
—Entonces sigamos—así muy cruel—Recuerda que nuestro próximo vuelo a Orlando Bloom sale a las 9 a.m., después del trámite vamos al baño, yo creo que vamos a tener el tiempo suficiente para descansar un poquito, hay que estar muy atentos al reloj. 

Seguimos caminando por el pasillo, el aturdimiento por la falta de sueño y el frío hizo que el camino pareciera muy muy infinito, hasta que llegamos a un galpón blanco en el que estaban todos ordenados haciendo filas como en un matadero, en estricto silencio. Nos pusimos detrás de la familia que iba grabando. 

—¡Mira eso!— apunté irrespetuosamente con el indice.
—¿Qué?
—Esas maquinas futuristas de aduanas de Mr. Trump. 
—Ohhh...—miró la maquina analizándola—Te pones en frente y se hace de tu estatura, te toma una foto, luego pones tus deditos, escanea tus huellas y luego pasas el pasaporte. 
—Ay, este es el primer mundo. 

Pasamos por la maquinita mágica de aduana y este entregaba un voucher con los datos personales, la foto fresquita en blanco y negro. Lastimosamente la foto de ambos salió con una tremenda equis encima, por lo que tuvimos que hacer otra fila... la fila de los rechazados. 

Esperamos tanto tiempo en la fila de los rechazados que al mirar al rededor notamos que ya no había gente que habíamos marcado como referencia en el avión y tampoco estaba la gente de la tripulación, y fue ahí donde me comience a poner nervioso, y me dio una pequeña crisis de risa. 

Detrás de nosotros en la fila había una familia de argentinos, haciendo las típicas cosas que hacen los argentinos o sea reclamando por todo y hablando muy fuerte. Pronto se acercó una policía de aspecto muy boricua que hablaba en español a retarlos y en tono firme les dijo  "Hagan silencio, prohibido hablar" y eso fue suficiente para que todos los que estábamos ahí nos quedáramos calladitos con musho miedo.

Después de un largo rato por fin tocó que nos atendiera, nos acercamos a la cabina donde había  un policía afroamericano que en su identificación decía que se llamaba Truck, y con razón porque era el manso mastodonte, mil veces más grande que el escritorio en el que estaba. Ahí imponente con la ceja izquierda levantada y con un semblante de "que paja me quiero ir pa' mi casa" preguntó mirando directamente a lo ojos: 

—Do you speak english? 
—Nu—dijimos al unisono en un tono muy bajito. 
—Were are you from?
—Shile—otra vez al unisono. 

Se puso a computar en su computadora, mientras nos hacia desprecio de vez en cuando sin dejar de tener levantada la ceja izquierda, con su cara llena de ira... no una ira cualquiera... parecía tener IRA LATINA. Luego comenzó con el interrogatorio violento hacia mí. 

—Your passport, please. 
—Oc, oc.
—¿Cuanto dinero trae?—era bilingüe el Truck.
—Cinco mil dólares—mentira más grande, el Ñiñito Jesús se va a poner triste, llevaba menos de la mitad. 
—¿A qué viene?
—Vacaciones.  
—¿Dónde se va a quedar?
— No sé, no recuerdo. 
—¿Cómo no sabe?
—Ay, ay...my sister le va a decir—me puse muy nervioso y busqué rápidamente un papel en el que tenía la dirección escrita. 

Le pasé la hoja que quedó empapada con mi sudor nervioso y luego no habló más, me indicó que me pusiera frente a una cámara, me tomó una foto, y timbró el pasaporte. Enseguida  hizo el mismo procedimiento con la Estrogenada y nos dejó ir a eso de las 7 a.m. 

Corrimos hasta el lugar donde dan vueltas las maletas, y las encontramos rápido porque estaban solitas girando abandonadas en la cinta transportadora. Luego de dar un par de pasos nos las quitaron para echarlas al otro avión. Quedamos dentro de un aeropuerto que pensamos que podríamos recorrer en 20 minutos... pero error fatal, los planes de descansar, comer e ir al baño jamás se cumplieron ya que para llegar a la sala de embarque para subirnos al otro avión con destino a la felicidad, a la felicidad, tuvimos que recorrerlo por completo. 

Era tan grande el lugar que tenía una especie de  monorriel espacial  que pasaba dentro del edificio, era  muy extraño todo, según el mapa el aeropuerto tenía forma de estrella o pulpo sin duda por el tamaño se puede apreciar desde la luna. Llegamos a las 9:30 a un control policial  previo al lugar donde te subís al avión. Había hacer otra fila en la que por obligación había que sacarse los zapatos... primera vergüenza, andaba con ropa oscura y calcetines con ribetes fluorescentes rosados y sí, llamaban mucho la atención. Primero había que poner el equipaje de mano y los zapatos en una manga para ser revisado  mientras te seleccionaban al “azar” de una forma “NO RACISTA” para pasar por el escáner corporal. Por nuestra pinta de Medio Oriente más que por ser Latinos es que fuimos seleccionados para pasar por esa humillante revisión, aunque creo que nos eligieron  principalmente por mi cara de Mohamed Aladdin que por mi MexicanPipulFeis. 

Un policía Pichulotote el doble de grande que Truck, que tenía las manos del porte de mi cabeza ( y eso que soy cabezón) , hizo pasar a la Estrogenada al escáner. Ella entró y salió y listo. Luego me tocó a mí. 

—Push your hands up—me indicó que entrara al escáner. 
—Oc oc. 
—Do you have something in your pockets? 
—No. 
—You sure?
—Yes. 

Y ahí estaba yo, abierto de manos y piernas es esa cosa que daba vuelvas a mi alrededor. Pronto salió la imagen fotocopiada en una pantallita. Algo me dijo el Pichulotote que tenía en mis bolsillos, así que me revisé y saqué una servilleta. Me volvió a pedir que levantara las manos, entonces en ese instante me comenzó a toquetear, primero la cintura, luego el potito, y por último me tocó las nuececitas. 

Me puse a reír pero de lo ultrajado que me sentí, y me volvió a pedir que levantara las manos, y como me puse bien tonto, me puse a aletear como gallina tiesa y a darme vuelta los bolsillos. Pichulotote rompió en risa... y bueno yo también,  por mi simpatía no le quedó otra que dejarme ir. 

Fui confiado a buscar mis zapatos y mi mochila, pero no estaban... las tenía retenidos Tanya, una policía MEGA HIPER GIGANTE.  Miré la hora y faltaban apenas 15 minutos para que el maldito avión se fuera y se me descompuso la cara, mientras la Estrogenada se ponía sus zapatillas lentamente sentadita, sin preocuparse por nada yo iba a reclamar mis cosas todo choro chileno. 

—This is your?— me  confrontó la Tanya apuntando despectivamente hacia la mochila. 
—Sí. 
—Do you speak english? 
—No. 

En ese instante me hizo el medio ninguneó con los ojos, me hizo el desprecio exagerado afroamericano típico de meme,  se dio media vuelta  y fue a buscar mi mochila, la tomó como si estuviera infectada con cólera y la lanzó violentamente sobre un mesón metálico. Me comencé a poner muy entre enojado y nervioso. Repetía a cada rato en voz alta "¿Qué pasa? "con cara de loco.

—Tranquilo, voy a ser tu traductora. 
—¿Ah?
—Le voy a preguntar a la policía qué pasa, tú tranquilo—intervino en un espectacular acento colombiano Shikira. 
—¿En serio?
—Sí, yo voy a hablar. 

Entonces Shakira le dijo a la policía que sería mi interprete y que quería saber porqué habían retenido mis cosas, Tanya le dijo  que era porque yo soy muy tonto al no ver que en todos lados había letreros que decían que los laptops tienen que ser revisados fuera de las mochilas, una vez comprobado que llevaba un laptop no una bomba,  me entregaron mis cosas. Le di las muchas gracias a Shakira y le desee buen viaje, le tomé fuertemente la mano a mi hermana salimos por una puerta corriendo hacia el embarque... ah, no era na' Shakira, pero era una mujer muy muy muy parecida, coincidentemente colombiana, con crespos rubios,y  también media un metro y medio de estatura. 

Casi dejando los zapatos en las escaleras y en los pasillos (porque no me los alcancé a amarrar) corrimos cuan perritos sin correa un trillón de kilómetros hasta llegar justo a subirnos al maldito avión... y otra vez un problema, era un American Airlines y todos los traumas del 9/11 volvieron a mi mente, y ahí casi morí de terror,  la aeronave era pior que un Turbus clásico... que más encima tuvo un desperfecto que me hizo hacer osmosis inversa dentro de mis riñones (me meé pa' dentro)... pero eso te lo cuento pronto, este cuento aún no ha acabado... ✨