domingo, 11 de diciembre de 2016

(9)

Querido Diario, esta es una historia de alto impacto. 


Esto sucedió en una de mis recientes visitas a mi Alma Mater ( xd ) hermosa linda preciosa, mientras esperaba a mi lenta hermana dentro de la universidad para almorzar (ella estudia lo mismo que su ídolo, o sea yo... la muy burra no hallaba qué estudiar y decidió copiarme). 

Había un futuro Tecnólogo Médico haciendo como que estudiaba bajo un árbol y me acerqué con malas intenciones. 


—¿Tú estudias Tecnología Médica? —lo abordé haciéndome el tontoleso, la pregunta estaba de más si andaba con el pijama conchevino feo ese. 
—Sí, ¿Por qué? —dijo extrañado. 
—¡Porque vas a ser pobre e infeliz el resto de tu vida! —dije poniéndole teatro. 
—¿Qué? —se le chorrearon los ojos de la impresión. 
—Supongo que nadie te advirtió lo mal que lo pasarás, pero como soy bueno te diré todo sobre el negro futuro que se te viene —le puse color, como no me cuesta nada actuar solté la lagrima, quebré la voz como la del Pollo Fuentes y puse carita de perrito arrepentido.
—Pero a mí me han dicho que se necesitan hartos Tecnólogos de Laboratorio en todos lados —agregó ingenuamente.
«Cheeeequeteeeeto, pobre angelito de Dios», pensé aguantando la risa malévola.—¡No, pues mírame a mí! —me agarré el pelo desesperado.—Soy la viva imagen del fracaso...también soy Tecnólogo.
—¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? —dijo trastabillando y con la boca abierta hasta el suelo. 



Abreviando la historia, le puse todo el talento victimil (esta palabra no existe, pero la acuño para querer decir que me hice la víctima nivel Kenita + Luli x 10^ 1000).


Actué como pal' Oscar y mi relato fue tan triste que el pobre muchacho quedó con la cara desfiguradisima. En eso suena mi teléfono, era mi hermana que estaba esperándome. 


—Me voy...tengo que juntarme con mi hermana... ella estudia lo mismo, seguramente será pobre. 
—¿Qué? —dijo impactado. 
—De más que se conocen, es una flaca que parece una niña de 13 años, pelo larguísimo, perfil perfecto, blanca como un fantasma, pecosa y es como la versión estrogenada de mí —me acerqué, extendí mi mano para despedirme y cordialmente le pregunté lo que debí haber preguntado al comienzo. —¿Cual es tu nombre?
—Me llamo Shakespeare Mozart Armstrong —obviamente no se llama así pero su nombre real es tan raro como ese, estoy seguro que nadie mas lo tiene en Chile. 
—Yo Felipe Eduardo, un gusto, que te vaya bien... nos vemos cuando sea tu jefe.



Me fui riendo y orgulloso de mis argucias creyéndome Maléfica ( o cualquier villano de Disney). Cuando me encontré con mi hermana le conté lo sucedido, se río nerviosamente, le pregunte si conocía a Shakespeare Mozart Armstrong y lo negó tres veces como Pedro a Jesucristo. 

Días después mi hermana echó a perder su laptop ( me carga usar anglicismos), y yo me encargué de ir a dejarlo al servicio técnico en el Caracol Suicida (bautizado así desde que el día que se tiró un niño pa' suicidarse y no le resultó), pero el técnico me dijo que necesitaba la clave de acceso. Como no la tenía llamé por celular a mi hermana angustiado y presionado porqué andaba apurado. 

—Necesito la clave de tu compu.
—¿Para qué? —dijo en shock hipovolémico.  
—Para acceder a tu compu po... ¿Pa' que más?
—No. 
—¿Cómo que no?, sí dámela, no es juego apúrate. 
—No. 
—¡Dámela ahora!
—No. 
—Me estoy enojando, te apuras y me la das ahora... nadie va a revisar nada, da lo mismo si la clave es un garabato o alguna palabra cochina, dámela —agregué indignado. 
—No, es que... 
—¡Ya, para! —me enfurecí frente al técnico y alcé la voz.
—Es que...
—¡Dame la maldita clave! —dije gritando cómo loco. 
—Bueno la clave es...ShakespeareMozartArmtrong1313higfive. 


Ay Felipe... ¿Por qué no callas el hocico?

Ay Felipe... ¿Por qué eres tan sangrón? 
Ay Felipe... ¿Conociste a tu cuñado? 






Esta historia es real, no obstante los nombres de algunas personas y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de los verdaderos protagonistas.





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