martes, 6 de junio de 2017

(28)

D

–Hola, buenos días ¿dígame a qué viene?
–Buen día, vengo a renovar la cédula y a sacar sacaporte. 
–¿Perdón?
–O sea, digo, pasaporte, disculpe, es que estoy resfriado y ando medio estúpido– puras mentiritas, siempre soy estúpido. 
–Ay jijiji, no se preocupe. 
–Bueno– dije mirando al piso y sonrojandome.
–¿Es su primera vez? 
–Ay, ehmmm sí–reí coqueto. 
–Esta bien reír, nos hace estar jóvenes– dijo la señora que era igual a Gertrudis del Jappening con Ja, el mismo tono de voz, los mismos gestos, la misma sonrisa.
–La juventud está en la actitud no en la edad– me salió del alma, como en los comerciales de crema pa' las arrugas.  
–Ay sí, pero los años pasan y debemos cuidarnos igual, la cara sobre todo con la edad que tengo...La cara es nuestra carta de presentación. 
–Sí, pero yo creo que es más importante la actitud. 
–Bueno sí, a veces viene gente de tu edad que es tan amargada y pesada, salen en la foto toda enojada, no sonríen y no dicen ni gracias cuando se van. 
–Usted y yo, somos y seremos jóvenes porque nos vamos a reír siempre. 

Le pasé mi carné viejo (en el que salgo horrible)  e intente correr la silla hacia adelante, me di cuenta que están pegadas al piso por razones evidentes y me sentí como todo un modelo con las luces que usan para iluminar el rostro para la foto.  

–Ya, ahora le voy a tomar la fotito, puede hacer una leve sonrisa– pensé al toque en la Mona Lisa cuando dijo eso– Ay pero arreglese el pelito que esta parado. 
–Ya–comencé a acicalarme el pelo con la mano izquierda la parte izquierda de mi cabeza. 
–Ay no, es el otro lado el que tiene que arreglarse– me sentí estúpido– Ya ahora va la foto, vista al frente. 

Miré mi foto en el monitor y ¡DIOS!... Salí igual a Alexis Sanchez ,¿mi intindi? Pero con barba, con los ojos todos chicos por el resfrío, y eso que tengo los tremendos globos terráqueos. La foto no se podía repetir según la Gertrudis pero no me importaba, sólo quería tener un carné que me diera menos vergüenza mostrar y más actualizado porque en el anterior salgo con anteojos que ya no uso hace trillones de años. 

–Ya, ahora tienes que hacer la firma. 
–Bueno, estoy preparado estudie toda la noche mi firma nueva en mi celular. 
–Que bueno porque sólo tienes tres oportunidades para hacerla. 
–No hay problema– dije entero picao a shoro y entonces la Gertrudis sacó desde un lugar misterioso la maquina donde hay que firmar y casi me morí– Ahora si tenemos un problema...¡ESTA COSA NO TIENE PANTALLA! 

La Gertrudis sólo río cruelmente y perdí mi primer intento haciendo una carita feliz, luego en mi segundo intento hice la firma más fea del mundo, para hacer la tercera me preparé, respire profundo pero estaba dubitativo;  no sabia si hacer la firma que tenía planeada o dibujar un ratón como la firma de una mina que una vez vi en internet. Estaba muy tenso, el lápiz se transformó en un bisturí, y la cosa esa sin pantalla en un torso desnudo listo para ser abierto por mí. Conté hasta tres e hice la maldita firma y el resultado; una firma de ñiño no maravilla o sea como la callampa. 

Me fui para la casa terrible de triste porque salió todo mal, el día estaba nublado y había estado chubasqueando un poco. Los mocos chorreaban como las cataratas de Iguaçu así que fui a la farmacia vestido con un gorro de lana y un abrigo negro hasta las rodillas, parecía un ladrón de "Mi Pobre Angelito". 

Mientras caminaba hasta la farmacia se unió a mi cojo andar un perro café también cojo, parecía ser un cocker spaniel y se parecía al del cereal así que le bauticé como Shokapí.  Al parecer el Shokapí también iba a comprar fármacos  porque me acompañó todo el camino hasta la puerta del lugar, ese momento me di cuenta que el guardia no dejaba entrar a un hombre muy mayor en situación de calle pero no le presté importancia. 

Entré a la farmacia, me miré al espejo y tenía la cara como Che Copete, yo creo que por eso y mi pinta, el guardia estaba pegadito a mí, me persiguió cuerpo a cuerpo por todo el lugar hasta que compre la pseudoefedrina por la que iba. Luego de pasar por la caja, me escoltó hasta la puerta, salí,  miré hacia atrás y aún me estaba vigilando. Busqué rápidamente con la vista al Shokapí  pero choqué con el hombre en situación de calle que me dice amablemente "buenas tardes" rompiendo de sopetón mi ensimismamiento, le sonreí y le hice una reverencia muy exagerada  como si fuese un rey (así como Wolfi Mozart en la película Amadeus cada vez que  se topaba con el emperador Josef Palito Palito),  mientras el guardia nos miraba desde lejos.  Luego de eso el guardia llamó al anciano hombre y lo dejó pasar (así como de milagro). 

Seguí buscando a Shokapí pero no lo encontré, luego de eso volví a casa y me secuestraron los extraterrestres... no mentira, no me pasó nada especial, ¿siempre me tiene que pasar algo? 



Tuyo









No hay comentarios:

Publicar un comentario