viernes, 7 de julio de 2017

(36)

D



Me dio una crisis vocacional como la del Benja #TodosSomosBenja, así que me arranqué a uno de los Mall más cuicos de Tchile que queda muy cerquita de la cordillera. Era primera vez que iba ahí con consciencia, la última vez que había ido tenía apenas un par de añitos de vida por allá en los lejanos años noventa.

Ese día era feriado y no andaba ni un alma en las calles Metropolitanas estaba todo vacío, me sentía como el Dinosaurio Anacleto, el único lugar donde se podía ir a pasar el tiempo era a un centro comercial, que estaba repleto.   

Lo primero que hice al llegar fue antojarme inmediatamente de  un pretzel, que vendían en una góndola en medio de un pasillo, la última vez que había comido uno fue cuando tenía como 13 años  a la salida del colegio, y recordaba que esas masas son aún más ricas que los churros con manjar. Así que me compré uno de canela, antes de engullirlo me tome un par de selfis pal Facebook,  para sacarle pica a quienes vieran la foto. Hice un poco el ridículo tomándome la selfi, la gente que pasaba se reía pero filo, me tomé un par de fotos y escogí una en la que me veía menos enfermo porque estaba con los mocos chorreando y se me veían unas ojeras profundas, me sentía un poco afiebrado por haber andado saltando charcos y bailando bajo la lluvia.  

Me pareció más interesante mirar a la gente que las tiendas porque en todos lados están mismas, bueno excepto ZERE, NEVER 12 y M¢H, esas no están en el territorio en el que habito naturalmente.  Uno que es de la galería y de tez humilde no tiene acceso habitual a lugares con gente tan exótica así que estaba embobado viendo a las señoras viejitas vestidas como la reina Isabel II con sus trajes de dos piezas, y los viejitos parecidos al ex Rey Juan Carlos de España pero con gabardina de inspector Gadget... como que esa gente se quedó pegada con su vestimenta en 1989 y no pudieron salir  nunca de ahí. 

Luego de dar vueltas era hora de comer y estaba en el patio de comidas, sentadito inocentemente con mi comida rápida peruana, entonces apareció una mujer con botox en los labios que me llamó mucho la atención, fue tanto el impacto que le tome una foto a escondidas pero no la voy a subir a ningún lado por respeto a la dignidad y privacidad del paciente (... aunque la señora era todo un caso clínico porque tenía el hocico todo tieso pero se respetan sus derechos) así que no te ilusiones.  Me sentía tan colorido con mi piel morena grado Pamela Diaz, entre tanta gente blanca y transparente de pelos rubio. Mientras me zapaba mi lomo saltado un viejo , que tenía un chaleco ancho azul eléctrico muy ochentero que hacían juego con sus ojos no paraba de mirarme. Yo no sé qué tanta gracia le causaba ver a alguien comer, me sonrío como si estuviese viendo a un monito en un zoológico y bueno puede que le haya causado gracia mi falta de glamour y morenidad pero no era como pa' tanto o será que sí tengo cara de mono. 

Luego de comer llegó la hora de gastar un poco de dinero así que llegó el momento de meterse a las tiendas, todos estaban en las tiendas más baratas vueltos locos, y las tiendas caras estaban vacías y recordé lo que siempre ha dicho mi madre sobre los cuicos: ¨siempre compran de oferta, dejan de comer o se compran cosas muy baratas por eso siempre tienen plata para hacer otras cosas" y así tal cual es en la realidad porque estaban todas las tiendas caras vacías como en todos los malls en los que he estado. 

Todos estaban en M¢H comprando, parecía navidad dentro porque todo es bueno, bonito y barato entonces dentare pa' dentro corriendo. Me volví loco, estoy entrenado para probarme ropa rápidamente en las tiendas porque es el único deporte que practico, soy la pesadilla de los dobladores de ropas de las tiendas. Me  probé lo máximo que pude como si tuviera muchas ganas de hacer pichi, muy muy muy rápido me probé un montón de prendas pero me enamoré de unas chaquetas que estaban en oferta, sí en oferta porque me transforme en cuico,  tenía poco tiempo así que me fui a la caja que tenía una fila enorme.  

Luego de estar ahí con mucho calor en la fila, rodeado de gente que llevaba toneladas de cosas observé hacia el sector de las cajas y todos los cajeros se veían normales, excepto uno... y justo tocó que me atendiera, el ungido fue Sebastián, según leí en su gafete, era el cajero que más llamaba la atención con su pelo amarillo, amarillo como jugo de piña no rubio, abierto en medio y pagado como el  peinado de Che Copete, piel morena, ojos café, bigote, uñas pintadas rojo, vestido con una polera roja encima un bomber rojo y pantalones muy apretados, estuve a punto de decirle "Oye que bacán tú" pero ni me miró a los ojos así que se lo perdió no más. Era entero estiloso el loco... Y yo la prenda más rara que tengo es un polerón ZERE con tachas en los hombros y me siento todo un bicho raro cuando me lo pongo.  Me atendió en menos de 3 minutos y pa' fuera, todo muy rápido, en todo caso el resto de los cajeros eran veloces como que estaban compitiendo entre ellos, se notaba mucho. 

Salí del centro comercial y me sentía muy afiebrado, llegué al Metro, estaba estaba vacío, y mi rostro estaba fatal. Una señora me miraba con pena, yo creo que me veía muy pastero, digo, lastimero.  Y no sólo ella me miraba, sino que también un caballero, y otra gente joven, me comencé a sentir perseguido y a falta de espejo me saqué una selfi en HD... y obvio que me iban a mirar en vez de ojeras tenía dos potos bajo cada uno de mis ojos, además un ojo más grande que el otro y la nariz roja llena de mocos chorreando como cataratas...  salí muy feo en mi foto es la más aterradora del universo, salí como Arturo Vidal sin plata o sea más feo que la cresta. Los días que pasaron estuve muy enfermo, en cama, aburrido y obvio que más precioso aún. 

    
F. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario