lunes, 20 de marzo de 2017

(23)

D


En mis visitas solitarias a la necrópolis hago cosas incorrectas como darme el tiempo de caminar a paso lento pisando claveles y rosas secas, revisando con detalle mármol por mármol buscando nombres que ya estén en desuso o que considero extraños para agregarlos a mi lista que ya tiene más de cien antropónimos. Mientras leo las lapidas y escribo en mi lista, me atrevo a imaginar historias espectaculares sobre la vida y muerte de esas personas extintas hace más de un siglo intentando darle algún valor a esos cuerpos expirados en los pasillos estériles del cementerio.

Entre tantos nombres de épocas lejanas, algunos venidos desde el extranjero y muchos otros sacados de la literatura bíblica, helénicas y operística, me inspiran una idea romántica y heroica de la muerte.
Otra cosa que hago es mirar la arquitectura de los mausoleos y pensar si la gente que descansa en esos lugares alguna vez vivió en pagodas, templos griegos, catedrales góticas, castillos o edificios art decó y me pregunto si vale la pena que un cuerpo yazca en lujo por toda la eternidad, ¿no sería mejor vivir el lujo?

Y por último (yo considero que es de mal gusto pero igual lo hago) tomo fotos, pero no selfis, eso si sería imbécil, fotos bonitas no sé si llamarlas artísticas porque no soy fotógrafo pero si son buenas fotos extrañas (creo).

Soy tan «inserte aquí el nombre de la tribu urbana que va al cementerio», lo sé y nunca se me va a pasar, el cementerio es el único lugar donde uno puede estar en paz y quizá cuando yo esté sepultado alguien pase por mi tumba en cien años más y encuentre extraño mi nombre también.


F.

jueves, 16 de marzo de 2017

(22)

Diario


"¿Por qué eres así?, ¿por qué?, ¿por qué?...has ido a más funerales que a la disco a mover el esqueleto en toda tu vida, y tanto que te gusta bailar a vo', aún eris tan re joven por la re flauta" me dijo el pensamiento profundo de las 7:20 a.m. mientras me subía al micro apuradito con miedo que el conductor, que ya anda amargado a esa hora, cerrara la puerta. Hace unos días un caballero estaba subiéndose a un micro y de un momento a otro estaba hecho bolita en el suelo porque el micrero le cerró súbitamente la puerta mientras subía (en realidad se estaba encaramando como araña el viejito), entonces el pobre hombre ya vencido en el suelo se puso a gritar en un idioma que mi cerebro no pudo codificar, no era ninguno de los idiomas que por cultura entiendo, este hombre era de dudosa nacionalidad.

Luego apretado como un lomito de atún en tarro intentando agarrarme de los fierros para no caer vi a una niña con corte de pelo como de piña o poto de gallina muy Emo del 2007, con pulseras de colores en las manos y los ojos muy delineados, y en la radio tocaron justo un reguetón muy antiguo onda de los clásicos. Me mega urgí y me dije "Guapo, te has quedado dormido".

Miré a la gente que iba sentada y ninguno me daba información visual de que estaba viviendo en el presente, todos se veían muy atemporales. Iba tan apretujado que no podía sentir ni sacar mi celular del bolsillo sólo mirándolo tendría la única prueba prueba de que estaba en la era del celular inteligente ya lejos de la época de gloria del Nokia 3300.

"Hay más cosas que no existían hace diez años, piensa un poco" reflexioné afligido, miré un poco y no se me ocurrió nada. En ese momento un señora con su tremenda humanidad me pisa el pie y el dolor retumbó todo mi sistema nervioso, entonces supe que estaba despierto... menos mal. No pasa na' quedarse dormido, jamás me ha pasado, y nunca me pasará (ojalá).


F.

jueves, 9 de marzo de 2017

(21)

Querido D,


Luego de un largo día ya era hora de irse a casa, mi cerebro estaba funcionando al 15%, para darle energía caminé unas cuadras comiendo un yogurt sensualmente con el dedo. Pasé frente a una Basílica muy popular que estaba cerca del lugar por donde andaba, me acerqué hasta la puerta a tirar el envase ya vacío del yogurt a un basurero muy elegante pero el llamado de Nuestro Señor Jesucristo fue mayor y me obligó a entrar a la iglesia a rezar el rosario un rato, no mentira, entré a descansar mis piececitos pequeños que sufren tanto.

El lugar estaba completamente vacío, me senté en la última fila (donde se sientan los más pecadores) y me puse a mirar el piso de baldosas negras y blancas. Repentinamente alcé la vista y escuché el rimbombante sonido de las trompetas y el coro a todo pulmón cantando «¡¡¡¡¡ZADOK THE PRIEST AND NATHAN THE PROPHET!!!!».

"¿Que sucede?" Pensé a lo Gary Medel, y me vi caminando ceremoniosamente, saliendo en dirección a la puerta principal de la Abadía de Westminster con una capa muy pesada, la corona de San Eduardo y no sé que cosas más en las manos.

«¡¡¡GOD SAVE THE KING, LONG LIVE THE KING!!!» cantaba el coro de niñitos de voz blanca mientras pasaba frente a ellos y yo pensaba "¿Yo rey?, ¿de quien?, ¿de los guarenes?". La procesión siguió avanzando en dirección a la puerta de la abadía donde llegaba la luz solar con fuerza, ya en el pórtico el sol me quemaba los ojitos así que pestañee fuerte... luego veía todo borroso y me di cuenta que ya no había nadie, la ceremonia no existía...Me había quedado terrible' dormido en la iglesia, todo había sido un sueño, menos mal que nadie me vio dormido ahí sentadito solo sino me hubiesen robado todo lo que tenía igual no tengo mucho (pero tiendo a creer que todos roban). No sabía que estaba tan cansado aunque calculo que mi dormida duró unos microsegundos igual mi cerebro estúpido ocupó energía inventando leseras... como siempre.



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«Música: himno de coronación, Zadok the Priest, G.F. Händel.»